Unas de las investigaciones en el campo de la comunicación que más relevancia ha tomado en los últimos años es la formulada por el teórico norteamericano George Gerbner y su famosa «Teoría del cultivo» quien se encargó de abordar la problemática de cómo los grandes medios de difusión influyen en nuestra creencia.
Su estudio lo llevó adelante a partir del análisis de la serie Starsky y Hutch. Luego de comparar las distintas respuestas de su público, se encontró en la posibilidad de sostener que existía una fuerte correlación entre la cantidad de horas que se pasaba frente a la televisión con la creencia de que el mundo es más violento de lo que realmente es, es decir, a mayor consumo televisivo, más probabilidad hay de que no quieras salir de tu casa por temor a que te peguen un tiro en la cabeza.
Estos son los efectos de los medios de difusión, de generar «Mundos crueles» que, aunque tengan puntos de correlación con lo que realmente sucede en el territorio, esas coincidencias no son absolutas ni generalizables, pero con la repetición incesante de determinados temas -en este caso la inseguridad— logran cultivarlo en la opinión general.
“Ya sabés, quien cuenta las historias de una cultura gobierna el comportamiento humano” sentenciará Gerbner. Y eso es lo que vemos que está sucediendo, a partir del trágico hecho de inseguridad que le costó la vida a un trabajador, asesinado por un delincuente que irrumpió en su negocio en la ciudad de Ramos Mejía. Por supuesto que hay otros hechos similares en otros lugares, pero la elección de qué hecho se repite es el resultado de una estrategia que responde a intereses políticos específicos que están en juego.
El poderoso apatrida y sin rostro busca crear una imagen de un mundo que no coincide con el mundo real, haciendo en este caso al distrito de La Matanza un lugar mucho más violento de lo que realmente es. Hace varios días ya que estamos observando cómo se intenta cultivar en el imaginario colectivo, a partir de la constante reiteración de noticias de este estilo, una imagen violenta para que se parezca más a la República de Kosovo que a un Municipio que posee la misma tasa de delincuencia y homicidios como cualquier otro, incluso menor en muchos casos en función del número de habitantes que posee.
Los que hacen de la muerte del trabajador una desvergonzada campaña política no dicen que hasta 2015 en el municipio habían 5.300 policías, 150 zonas de patrullaje y 1.000 gendarmes. Pero a fines del 2019 por decisiones del gobierno nacional y provincial de Mauricio Macri y María Eugenia Vidal, La Matanza quedó con 3.300 policías, 36 zonas de patrullaje y ningún gendarme.
Sabemos que si algo abunda en época electoral es la constante búsqueda por golpear a uno de los municipios en donde persiste el peronismo con más fuerza. Es necesario que los de abajo construyamos nuestro propio relato, nuestra propia leyenda negra para contrarrestar la colonización del sentido común que las corporaciones quieren llevar adelante no sólo para esta elección de medio término sino centralmente para la campaña del año 2023.
Los charlatanes de feria y profetas del fracaso carecen de moral y solo usan estos crímenes para alimentarse porque nada les importa. Pero a nosotros sí nos afectan y nos llenan de angustia porque empatizamos con el dolor de las familias.
Por eso nos preguntamos ¿dónde estaba esta oposición que hace de un fatídico hecho su bandera política? ¿Dónde estaban estas corporaciones de medios mientras Macri escondía información y espiaba a los familiares del ARA San Juan? ¿Dónde estaban esos mismos sectores cuando asesinaban a Santiago Maldonado y Rafael Nahuel?
Simplemente, no estaban. Pero ahora si están y seguirán estando para aprovecharse de las tragedias que sufre nuestro pueblo, con el interés político de volver con las clásicas recetas que defienden sólo a las grandes corporaciones y que sin duda castigan y producen tragedias en nuestro pueblo, aunque claro, que a esas las silencian.
Por ANTONIO COLICIGNO y MAURO BRISSIO