Este jueves 6 de mayo se celebra el Día Mundial de la Contraseña. Y la mejor manera de festejarlo sería generando una contraseña segura en todos los accesos que se utilicen. Porque los ciberdelitos van en aumento.
En el último año, pandemia mediante, el hackeo de los password subió (en Argentina y Latinoamérica) nada menos que un 300 por ciento, según cifras registradas por Ba-Csirt (el centro de ciberseguridad de la Ciudad de Buenos Aires) y Proyecto Odila (Observatorio de Delitos Informáticos de Latinoamérica).
«Hemos visto un 300 % más de fraude, estafas y delitos a entidades financieras y bancarias, pero también se ha ido incrementando la tasa de efectividad y engaños para los usuarios. Es que ahora estamos todos más en casa pero los delincuentes también, entonces tienen más tiempo para estar en tema», precisó en diálogo con Télam Cristian Borghello, director del Proyecto Odila, que lleva a cabo en su organización la campaña de #CortemosConElFraude, con una serie de recomendaciones para evitar los ciberdelitos.
Una persona que aparenta no tener un gran poder adquisitivo podría presuponerse que está exento a sufrir ciberdelitos, pero esa creencia es falsa, según Borghello: «Es un error pensar que como somos personas comúnes no nos van a robar nada, porque el que roba del otro lado también es una persona común y cuenta con la ventaja que el otro no se espera ese robo». Y al respecto profundiza con una elocuente comparación: «Vulnerar la seguridad física de una empresa es más difícil, es como una casa que tiene rejas, perros… le robo pero puede ser más complicado. En cambio, puedo hacer lo mismo si robo 10 casas que no tienen tanta medidas de seguridad y es más fácil, el riesgo es menor. Además, si el delito es a una empresa se va a abrir una investigación, en cambio si le robo a una persona es probable que esa investigación nunca comience».
«Vulnerar la seguridad física de una empresa es más difícil, en cambio si le robo a una persona es más fácil y el riesgo es menor»
CRISTIAN BORGHELLO
El especialista en ciberseguridad también resalta los errores comúnes: «Los usuarios utlizamos la misma contraseña en todos los servicios. En Facebook, cuenta bancaria, el correo… Entonces el delincuente con un golpe mata cuatro pájaros. Vas a usar las iniciales de tus hijos, la patente, los primeros seis numeros del teclado -que es la contraseña más usada en el mundo-, el 1234 del pin del celular, eso es lo primero que van a probar, entonces hay que armar otro tipo de contraseña más segura».
En la misma línea se expresó Belén Sclarandi, encargada de comunicación de Ba-Csirt:«Siempre recomendamos no usar contraseñas con datos personales de palabras que existan en un diccionario, sea de palabras en español o de cualquier lengua. Porque están los sofware que fácilmente pueden detectar, mediante prueba y error, las contraseñas».
Respecto a los adultos mayores, sobre quienes se piensa que están en un estado de mayor vulnerabilidad, Sclarandi tiene una mirada más amplia: «Son vulnerables y hay estafas con ellos, aunque no tenemos datos porque muchas veces ni siquiera lo denuncian, queda invisible. Pero igualmente todas las personas son vulnerables, es medio un mito eso de que (los adultos mayores) son un sector más vulnerable que el resto, porque quizás también al tener menos cosas digitalizadas, o utilizar la red para algo más puntual, el riesgo también es menor».
«El gran desafío es tratar de armar una contraseña que no sea de datos personales. Más allá de los gestores de contraseña que permiten administrar muchas contraseñas, recomendamos tener una regla memotécnica, muy sencilla, que puede ser de una frase o letra de una canción, que solo la sepa uno», indica Borghello.
«Por ejemplo, mi frase sería ‘todos los días voy al parque’; agarro la primera letra de cada frase, a la A le pongo un 4 porque se lee parecido, entonces ya generaste una contraseña única, pero si por ejemplo la quiero para Facebook le agrego la F mayúscula, entonces me quedó ‘tldv4pF’ que es una contraseña muy segura. Y así distinta para cada cosa».
Desde hace un tiempo se descree de la seguridad que tiene la plataforma de WhatsApp y que por eso mucha gente eligió pasarse a Telegram. Pero Borghello desmiente esa teoría: «En niveles de seguridad técnico son muy similares. ¿Pero qué pasa? Los ciberdelincuentes van a la plataforma donde más gente hay, y como el 99 % está en WhatsApp, ahí es donde tienen muchas más chances de hacer lo que quieren».
Fuente: Telam